Correo de Salem
Por Eduardo González Viaña (*)
Enrique Córdoba de la cadena Caracol cumple hoy 20 años transmitiendo desde Miami. Éste es un homenaje para él y para Carlos Burméster que, desde Trujillo, Perú, nos demuestra cada día el tremendo poder de la radio.
“ Ábrense las puertas sonoras de la radionovela Ace para llevar a ustedes la emoción y el romance de un nuevo capítulo… Mientras tanto crujieron los leños de la chimenea, se azuzaron las llamas, resonaron los goznes de las pesadas puertas, la noche cayó sobre la isla, la tempestad remeció los árboles, se insinuaron unos pasos insinuantes, tibios, casi sagrados, y Karla, la joven marquesa se arrellenó en uno de los negros sillones olorosos a cuero, a sueños y a recuerdo. En ese instante”No se llega a saber lo que ocurre en ese instante porque una voz muy seria interrumpe la escena para aconsejar a las amas de casa que antes de ir a la escuela, sus hijos tienen que decir buenos días con Nugget y recordar que Kolynos combate las caries… y un coro de voces que bajan del cielo proclaman que “se acabó el jabón, qué vamos a hacer. Ace lavando, yo descansando. Ace lavando, yo descansando”Hablo de la radio y de sus días, que en mi pueblo fueron más bien noches porque no había servicio eléctrico diurno, y recuerdo esos tiempos porque recientemente he escuchado dos de las radios que poblaron con recuerdos e historias asombrosas los días más mozos de mi vida. Por coincidencia, también he hablado con dos amigos que las personifican. Me refiero a Carlos Burméster Landauro de Radio Libertad de Trujillo y Enrique Córdoba Rocha de la Cadena Caracol de Colombia.La Cadena Caracol de Colombia inventó para mí el concepto de América Latina porque en el soleado puerto del Pacífico donde transcurrió mi infancia, Pacasmayo, el largo desierto borraba las voces emitidas desde Lima y desde cualquier otro lugar del universo, pero no las de Caracol. Sus ondas saltaban montañas inmensas, esquivaban los vientos del bosque, seguían el curso de los ríos y se internaban en el desierto para llegar hasta nuestros oídos como la confirmación de que existía una América loca y apasionada en la que habíamos tenido la suerte de nacer. Música de todo este continente mágico llegaba con ella. Tangos, boleros, mambos, pasillos, corridos, cumbias y hasta valses peruanos se alternaban con voces fantasmas que nos hablaban desde la fortaleza de América, en Cartagena de Indias, desde la ventana bogotana de donde Bolívar saltó para escapar de los conspiradores o desde un barco despacioso que se adentraba en el infinito cauce del río del amor, el Magdalena.Enrique Córdoba Rocha es hoy la voz más conocida y grata de la Cadena Caracol, tal vez la que más lejos llega en el mundo porque su radio está ahora instalada en Miami y él puede ofrecer a los “latinos” que viven en los Estados Unidos y a los que permanecen en el sur del continente un mensaje que es tiene tanta gracia como nivel. Suele viajar por todo el planeta, siempre con el micro, y entrevista tanto a políticos como cantantes, escritores como artistas de cine e incluso gatos y fantasmas. Nacido en Cartagena, abogado y diplomático de carrera, hace tiempo que dejó esas ocupaciones por los ajetreos del periodista viajero, y el resultado son las entrevistas que todos los días le escuchamos, y un par de libros encantadores “Mi pueblo, el mundo y yo” y “Cien voces de América”En Miami, hace poco, le pregunté de cuándo venía su vocación, y me enteré que era algo genética. Su padre era profesor y recitador, y tenía una memoria tan gigantesca que a veces declamaba durante varios días. En una ocasión, venció todos los records anteriores al pasarse toda una semana recitando y, como no había un poema que durara tanto, se aprendió de memoria las quinientas y tantas páginas de la novela “María”.Carlos Burméster Landauro de Radio Libertad en Trujillo, Perú, tiene su emisora en una revista de papel y en el internet, y por lo tanto es posible que los nostálgicos escuchemos su radioperiódico “La Voz de la Calle”, y las novelas de las 3, las 4, las 5 y las 6,. Pero hay algo más novedoso que todo eso, la maravilla del web nos va a permitir explorar el Museo de Voces en el que se han quedado grabadas -repitiéndose hasta la eternidad y la afonía- las palabras que dijo Hemingway en su visita a Trujillo así como las que pronunciaron centenares de otros personajes a lo largo de la segunda mitad del siglo veinte.El padre de Carlos, el doctor Carlos Burméster Barrionuevo, fundó la radio hace exactamente cincuenta años. Abogado y periodista polémico, el fundador de “Libertad” se dio el lujo de oponerse y discrepar permanentemente con el partido político que por entonces era el mayoritario en la región. Cuando algunos fanáticos le pusieron una carga explosiva y le volaron la antena, Burméster puso otra de inmediato, y volvió a las andadas con el coraje de siempre.Aunque la “Voz de la Calle” tiene un estilo irónico y pleno de sentido del humor, es notable su respeto por las ideas ajenas y por el honor de las personas. Me gustaría abundar en sus contenidos, pero no puedo aguantar la gana de recordar un programa matutino que dirigía el fundador. ¿Cómo se llamaba este programa? … No importa. Comenzaba muy temprano antes de las 7 de la mañana. El doctor Burméster leía las noticias, las comentaba con mucha gracia… y de repente comenzaba a despertar a sus hijos: “Carlitos, ya es hora de que te levantes y lustres tus zapatos con Nugget” “Nenita, ¿a que hora vas a tomar el desayuno, hijita? Supongo que te estarás lavando la cara con Camay, el jabón de las reinas de belleza”Me gustaría seguir recordando y viviendo la radionovela del inicio de esta nota, al igual que relatando las historias de Caracol y Libertad, pero cuando lo intento, comienzo a ver y escuchar “burbujita, burbujita, burbujita de la Sal de Uvas Picot. Cuando alguien tiene mala digestión, al instante burbujita entra en acción.”
“ Ábrense las puertas sonoras de la radionovela Ace para llevar a ustedes la emoción y el romance de un nuevo capítulo… Mientras tanto crujieron los leños de la chimenea, se azuzaron las llamas, resonaron los goznes de las pesadas puertas, la noche cayó sobre la isla, la tempestad remeció los árboles, se insinuaron unos pasos insinuantes, tibios, casi sagrados, y Karla, la joven marquesa se arrellenó en uno de los negros sillones olorosos a cuero, a sueños y a recuerdo. En ese instante”No se llega a saber lo que ocurre en ese instante porque una voz muy seria interrumpe la escena para aconsejar a las amas de casa que antes de ir a la escuela, sus hijos tienen que decir buenos días con Nugget y recordar que Kolynos combate las caries… y un coro de voces que bajan del cielo proclaman que “se acabó el jabón, qué vamos a hacer. Ace lavando, yo descansando. Ace lavando, yo descansando”Hablo de la radio y de sus días, que en mi pueblo fueron más bien noches porque no había servicio eléctrico diurno, y recuerdo esos tiempos porque recientemente he escuchado dos de las radios que poblaron con recuerdos e historias asombrosas los días más mozos de mi vida. Por coincidencia, también he hablado con dos amigos que las personifican. Me refiero a Carlos Burméster Landauro de Radio Libertad de Trujillo y Enrique Córdoba Rocha de la Cadena Caracol de Colombia.La Cadena Caracol de Colombia inventó para mí el concepto de América Latina porque en el soleado puerto del Pacífico donde transcurrió mi infancia, Pacasmayo, el largo desierto borraba las voces emitidas desde Lima y desde cualquier otro lugar del universo, pero no las de Caracol. Sus ondas saltaban montañas inmensas, esquivaban los vientos del bosque, seguían el curso de los ríos y se internaban en el desierto para llegar hasta nuestros oídos como la confirmación de que existía una América loca y apasionada en la que habíamos tenido la suerte de nacer. Música de todo este continente mágico llegaba con ella. Tangos, boleros, mambos, pasillos, corridos, cumbias y hasta valses peruanos se alternaban con voces fantasmas que nos hablaban desde la fortaleza de América, en Cartagena de Indias, desde la ventana bogotana de donde Bolívar saltó para escapar de los conspiradores o desde un barco despacioso que se adentraba en el infinito cauce del río del amor, el Magdalena.Enrique Córdoba Rocha es hoy la voz más conocida y grata de la Cadena Caracol, tal vez la que más lejos llega en el mundo porque su radio está ahora instalada en Miami y él puede ofrecer a los “latinos” que viven en los Estados Unidos y a los que permanecen en el sur del continente un mensaje que es tiene tanta gracia como nivel. Suele viajar por todo el planeta, siempre con el micro, y entrevista tanto a políticos como cantantes, escritores como artistas de cine e incluso gatos y fantasmas. Nacido en Cartagena, abogado y diplomático de carrera, hace tiempo que dejó esas ocupaciones por los ajetreos del periodista viajero, y el resultado son las entrevistas que todos los días le escuchamos, y un par de libros encantadores “Mi pueblo, el mundo y yo” y “Cien voces de América”En Miami, hace poco, le pregunté de cuándo venía su vocación, y me enteré que era algo genética. Su padre era profesor y recitador, y tenía una memoria tan gigantesca que a veces declamaba durante varios días. En una ocasión, venció todos los records anteriores al pasarse toda una semana recitando y, como no había un poema que durara tanto, se aprendió de memoria las quinientas y tantas páginas de la novela “María”.Carlos Burméster Landauro de Radio Libertad en Trujillo, Perú, tiene su emisora en una revista de papel y en el internet, y por lo tanto es posible que los nostálgicos escuchemos su radioperiódico “La Voz de la Calle”, y las novelas de las 3, las 4, las 5 y las 6,. Pero hay algo más novedoso que todo eso, la maravilla del web nos va a permitir explorar el Museo de Voces en el que se han quedado grabadas -repitiéndose hasta la eternidad y la afonía- las palabras que dijo Hemingway en su visita a Trujillo así como las que pronunciaron centenares de otros personajes a lo largo de la segunda mitad del siglo veinte.El padre de Carlos, el doctor Carlos Burméster Barrionuevo, fundó la radio hace exactamente cincuenta años. Abogado y periodista polémico, el fundador de “Libertad” se dio el lujo de oponerse y discrepar permanentemente con el partido político que por entonces era el mayoritario en la región. Cuando algunos fanáticos le pusieron una carga explosiva y le volaron la antena, Burméster puso otra de inmediato, y volvió a las andadas con el coraje de siempre.Aunque la “Voz de la Calle” tiene un estilo irónico y pleno de sentido del humor, es notable su respeto por las ideas ajenas y por el honor de las personas. Me gustaría abundar en sus contenidos, pero no puedo aguantar la gana de recordar un programa matutino que dirigía el fundador. ¿Cómo se llamaba este programa? … No importa. Comenzaba muy temprano antes de las 7 de la mañana. El doctor Burméster leía las noticias, las comentaba con mucha gracia… y de repente comenzaba a despertar a sus hijos: “Carlitos, ya es hora de que te levantes y lustres tus zapatos con Nugget” “Nenita, ¿a que hora vas a tomar el desayuno, hijita? Supongo que te estarás lavando la cara con Camay, el jabón de las reinas de belleza”Me gustaría seguir recordando y viviendo la radionovela del inicio de esta nota, al igual que relatando las historias de Caracol y Libertad, pero cuando lo intento, comienzo a ver y escuchar “burbujita, burbujita, burbujita de la Sal de Uvas Picot. Cuando alguien tiene mala digestión, al instante burbujita entra en acción.”
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