Antonio Escobar Mendívez
Dejo sobre tus manos mis dedos trenzados de cariño,
en tus ojos mi mirada de luto,
mis besos incendiarios en tus labios,
en tu piel mis caricias aprendidas con los días.
Dejo mi amor recostado a tu lado,
palpitante,
con un cesto de besos,
mariposas
revoloteando por el jardín del alba.
Dejo mi corazón cuadriculado
tatuado en tu sonrisa,
en tus ojos
y en tu alma.
Dejo las tardes ahítas de crepúsculos,
de peces,
gaviotas,
brisa
y olas perpetuas.
Dejo la noche para el recuerdo
y la ternura,
con sus estrellas titilantes
y su cabellera de viento.
Dejo mis cantos de locura,
mi lapicero triste,
cuartillas borroneadas,
mis pasos imborrables,
mis besos que aprendieron a caminar tus labios
y este imperturbable amor que crece cada día
como el sol y la dicha.
Pienso en tu rostro de azucena
y dejo que mi corazón se inmovilice
para besarte definitivamente
en la última instancia de la vida.
viernes, 9 de noviembre de 2007
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