miércoles, 9 de mayo de 2007

EL OTRO GONZALEZ

Correo de Salem
Por Eduardo González Viaña (*)

EL OTRO GONZALES

Debo aclarar que no me vincula ninguna simpatía ni parentesco con el Secretario de Justicia de USA, Alberto Gonzales. No nos separa el hecho de que su apellido termine en ese y el mío en zeta. Se trata de que usa de él, de su aspecto físico y de su pertenencia étnica para hacer creer que los “latinos” han comenzado a tener algún poder en este país.

Ha nacido, crecido y ha llegado donde quería llegar mostrando su rostro y su origen campesino. Lo ampara una ley archirracista llamada de la Acción Afirmativa que propugna el racismo a la inversa. Lo usan, y él está muy contento de eso, para convalidar algunas de las acciones más controvertidas de la administración Bush.

Hace un par de semanas, no pudo contestar cuando ante el Congreso se demostró que había tenido participación directa en el despedido de los fiscales. Se estableció que esos profesionales habían sido echados de sus puestos por no obedecer los mandados de los republicanos, o por hallarse investigando a algunos políticos corruptos de ese partido.

Le hicieron muchas preguntas y cada diez minutos quedaba claro que había mentido todo el tiempo. De la obligación de renunciar lo salvó una noticia espeluznante ocurrida en un campus y el empecinamiento del gobiernoen mantenerlo.

En 2004, cuando fue nombrado Secretario de Justicia, una venerable organización étnica latina, el Consejo Nacional de La Raza (vaya con el nombrecito!) declaró en un comunicado que Gonzales era “un servidor público consciente y razonable, un hombre de palabra, y damos por seguro que su nominación será muy bien recibida en la comunidad latina".

A pesar de su inmoralidad ostensible, los supuestos izquierdistas norteamericanos, los Políticamente Correctos (PC), guardan prudente silencio ahora y deben suponer que los “latinos” y los Gonzalez y Gonzales debemos defender a este individuo.

De acuerdo con las políticas de identidad que los PC profesan, no es el nivel de ingreso económico o su lugar en la producción lo que separa a los hombres. En vez de las clases sociales, lo que define la historia es el género y la etnia. Los buenos son los negros, los “hispánicos”, las mujeres y los homosexuales, y por lo tanto, todos ellos deben unirse en una coalición contra el diabólico hombre blanco.

Y, sin embargo, no sé qué pensaron cuando, antes de detentar su actual investidura, Gonzales, justificó la brutalidad y el crimen contra losprisioneros de guerra y sostuvo que USA no está obligado a respetar los acuerdos internacionales contra la tortura. Tampoco comentan los PC las acciones de Condolezza Rice, mujer y negra, que lidera, junto al presidente, la más colosal revolución derechista y la guerra más absurda en toda la historia en este país.

Esos personajes junto a los afroamericanos general Powells y el Vocal Supremo Clarence Thomas, ambos de nefasta trayectoria, han ocupado puestos muy encumbrados durante todo este gobierno. Por lo tanto, siguiendo la lógica políticamente correcta, el presidente Bush es un revolucionario de izquierda, uno de los suyos.

Es bien claro que estas políticas de identidad- al privilegiar la etnia y el género- enervan la preocupación por las calamidades de la pobreza y la ignorancia rampantes en este país. Con el objetivo de desvanecer cualquier revelación sobre las profundas y criminales diferencias sociales, las fundaciones ofrecen becas y ayudas económicas a los académicos que obedecen esas premisas.

O.J. Simpson y Michael Jackson no son negros ni quieren serlo. Son corrompidos y ricos, y por eso no están en la cárcel. Alberto Gonzales no es latino ni Gonzales. Es un fámulo diligente, y por eso sigue en su puesto.


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