Por: Antonio Escobar Mendivez
Gracias Amado Jesús
por ese amor soberano,
gracias por darme tu mano
y un gran camino de luz.
crece en mi alma la ilusión,
se convierte el corazón
en diferente destino.
Dulce entrega, don divino,
es una agradable Cruz
y seguir tu senda y tus
grandes bienaventuranzas,
recibe mis alabanzas,
gracias amado Jesús.
Yo me pregunto ¿quién soy?
y vengo con humildad
a buscar tu claridad
para saber dónde voy.
Ante tus ojos estoy,
para que tu tierna mano,
alumbre el sendero humano
y nos llene de tu luz.
Gracias amado Jesús
por ese amor soberano.
Arrodillado a tus pies
suplico con mi oración,
me concedas el perdón
por mi constante revés.
Te lo pido cada vez
desde este mundo cristiano,
para mí, para mi hermano;
por eso con regocijo
te digo como buen hijo
gracias por darme tu mano.
Cristo es todo. Sin Él, nada.
Es edificio, fanal.
Nos da su amor, nunca el mal,
es estrella iluminada.
Jamás es encrucijada,
hoy el deber es mi Cruz.
Ahora es Cristo Jesús
el que ilumina mi mundo,
como el faro más rotundo
y un gran camino de luz.
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