Antonio Escobar Mendívez
El sol abraza al día como un enamorado
allá en los parques.
La calle me conduce a tu vertiente dulce,
a tus aromas.
El día se viste de polleras largas
y amo tu voz de ruiseñor,
tu cintura de guitarra
donde pierdo mis manos,
el lago de tus ojos.
El crepúsculo
retrata mi cuerpo y su esperanza,
la tristeza estirada del mendigo,
las parejas,
el ruido de los carros,
el viento y sus caricias.
Por eso amo la forma de tu alma,
la manera de darme tu ternura.
Y en esta hora hermosa,
mujer,
estás en todas partes,
en mis ojos,
en silencio
en la tarde
mariposa colorada
repetida en mi boca.
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