Escribe: Blasco Bazàn Vera
César Adolfo Alva Lescano, nacido en Cascas, Cajamarca el 12 de octubre de 1918. Es considerado como otro de los pioneros de las letras liberteñas. Ya en 1948 se le ve desempeñando como auxiliar de Práctica Profesional en la especialidad de Castellano y Literatura de la Universidad de Trujillo cargo de lo desempeña hasta el 1° de julio de 1959 en el que se le nombra como Profesor del curso de Castellano de la sección preparatoria a Estudios Superiores de la misma Universidad. En 1960 se le nombra como profesor de Castellano Teórico y Práctico hasta que cesa en la Docencia Universitaria en 1983 pasando a servir en la Universidad Antenor Orrego de Trujillo, desde su Fundación.
Su labor la ha desplegado tanto en la actividad educativa como en la cultural y social. Es Doctor en Educación y fue Primer Presidente de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas del Perú, Filial Trujillo. También ha sido profesor y luego Director del Colegio Nacional San Juan de Trujillo.
Como escritor, sacó a luz su primera obra en verso titulada “Romancero” (1944) donde él mismo dice que con demasiada demora se propuso publicar los versos que contiene el libro, versos que estuvieron silenciados y guardados en el relicario de los recuerdos.
Alva Lescano, siempre se le reconoció su valía en el campo de las letras. Allí destacó nítidamente pero no logró publicar algo propio, algo que le diera partida de nacimiento en este espinoso y bello campo. Hasta que se animó y es así como nos regaló su primer libro “Romancero” llamado así por usar en los versos la métrica octasílaba en su estructura formal con variantes contextuales, que es una de las características de los amantes de la poesía que descubrieron la manera de inmortalizar sus sentimientos. Es uno de los pocos escritores que han dado a su poesía la métrica tan dejada de lado para dar paso al verso libre, sin embargo, Alva Lescano, nos interioriza con sus creaciones a un mundo lleno de confesiones humanas.
Su amistad con otros vates como Horacio Alva Herrera, Wilfredo Torres Ortega, Carlos Humberto Berríos y muchos más, le incitan recordarlos con suprema generosidad. Los romances dedicados para ellos, amén de su Romance de la Muerte y el otro Romance de la Pena, elevan a Alva en el pináculo de la admiración. En ellos hay belleza, cultura, afecto. Alva se descubre ante sus amigos, ante la muerte, ante el dolor; y tomando de todo el libro sólo algunos poemas, sentimos que su creación se torna cariñosa, apegada, veraz y canta en estos poemas romances elevados, sobrehumanos mostrándose como un excelente innovador.
Anotamos el Romance “Saudade” de la Pág. 45 de su libro “Romancero”.
SAUDADE
(A Wilfredo Torres O.)
Siete gaviotas volaban
sobre el altar de la pena
siete lágrimas vertidas
sobre el camino sin vuelta.
Manifestando tormento
las gaviotas voladoras
al verse tristes y solas.
Con su vuelo, su lenguaje
pronunciado sobre el tiempo,
destilaban su dolor
descendido de los cielos.
Las siete gaviotas fueron
mensajeras de la pena,
de otras tantas que en el mar
lloraban sobre la ofrenda.
Te fuiste caro poeta
entre brumas y entre penas,
de siete gaviotas tristes que escribieron siete letras.
Las edades junto al tiempo,
repitiéndose en los años,
guardarán la oscura pena
de las gaviotas en vuelo.
Como podemos leer, Alva Lescano en el Romance anotado con suma pulcritud canta al amigo ido. Las gaviotas siguen dando vuelta en nuestra cabeza y mucho más la ternura engarzada en cada verso nos hacen comprender la majestad de su creador. Y qué decir de ese otro Romance titulado los dos indiecitos (Pág. 46) allí asoma un Alva extremadamente tierno. Nos describe con suma fácilmente la silueta de los indiecitosa quienes los vemos esconderse en las sombras de la tarde cargados de pena y dolor, mientras la oración hacia el Todopoderoso claman protección por tanto sufrimiento. Alva comprendiendo los avatares de los niños indios, se sumerge en su romance para culminar diciendo que éstos, taciturnos y olvidados, gimen canciones desgarradoras al no ser comprendida su aflicción.
En este 2007, César Adolfo Alva Lescano es Presidente del Instituto de Estudios Vallejianos y se apresta en lanzar una nueva edición de de su libro “Leyendas de Trujillo y alrededores”.
Su labor la ha desplegado tanto en la actividad educativa como en la cultural y social. Es Doctor en Educación y fue Primer Presidente de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas del Perú, Filial Trujillo. También ha sido profesor y luego Director del Colegio Nacional San Juan de Trujillo.
Como escritor, sacó a luz su primera obra en verso titulada “Romancero” (1944) donde él mismo dice que con demasiada demora se propuso publicar los versos que contiene el libro, versos que estuvieron silenciados y guardados en el relicario de los recuerdos.
Alva Lescano, siempre se le reconoció su valía en el campo de las letras. Allí destacó nítidamente pero no logró publicar algo propio, algo que le diera partida de nacimiento en este espinoso y bello campo. Hasta que se animó y es así como nos regaló su primer libro “Romancero” llamado así por usar en los versos la métrica octasílaba en su estructura formal con variantes contextuales, que es una de las características de los amantes de la poesía que descubrieron la manera de inmortalizar sus sentimientos. Es uno de los pocos escritores que han dado a su poesía la métrica tan dejada de lado para dar paso al verso libre, sin embargo, Alva Lescano, nos interioriza con sus creaciones a un mundo lleno de confesiones humanas.
Su amistad con otros vates como Horacio Alva Herrera, Wilfredo Torres Ortega, Carlos Humberto Berríos y muchos más, le incitan recordarlos con suprema generosidad. Los romances dedicados para ellos, amén de su Romance de la Muerte y el otro Romance de la Pena, elevan a Alva en el pináculo de la admiración. En ellos hay belleza, cultura, afecto. Alva se descubre ante sus amigos, ante la muerte, ante el dolor; y tomando de todo el libro sólo algunos poemas, sentimos que su creación se torna cariñosa, apegada, veraz y canta en estos poemas romances elevados, sobrehumanos mostrándose como un excelente innovador.
Anotamos el Romance “Saudade” de la Pág. 45 de su libro “Romancero”.
SAUDADE
(A Wilfredo Torres O.)
Siete gaviotas volaban
sobre el altar de la pena
siete lágrimas vertidas
sobre el camino sin vuelta.
Manifestando tormento
las gaviotas voladoras
al verse tristes y solas.
Con su vuelo, su lenguaje
pronunciado sobre el tiempo,
destilaban su dolor
descendido de los cielos.
Las siete gaviotas fueron
mensajeras de la pena,
de otras tantas que en el mar
lloraban sobre la ofrenda.
Te fuiste caro poeta
entre brumas y entre penas,
de siete gaviotas tristes que escribieron siete letras.
Las edades junto al tiempo,
repitiéndose en los años,
guardarán la oscura pena
de las gaviotas en vuelo.
Como podemos leer, Alva Lescano en el Romance anotado con suma pulcritud canta al amigo ido. Las gaviotas siguen dando vuelta en nuestra cabeza y mucho más la ternura engarzada en cada verso nos hacen comprender la majestad de su creador. Y qué decir de ese otro Romance titulado los dos indiecitos (Pág. 46) allí asoma un Alva extremadamente tierno. Nos describe con suma fácilmente la silueta de los indiecitosa quienes los vemos esconderse en las sombras de la tarde cargados de pena y dolor, mientras la oración hacia el Todopoderoso claman protección por tanto sufrimiento. Alva comprendiendo los avatares de los niños indios, se sumerge en su romance para culminar diciendo que éstos, taciturnos y olvidados, gimen canciones desgarradoras al no ser comprendida su aflicción.
En este 2007, César Adolfo Alva Lescano es Presidente del Instituto de Estudios Vallejianos y se apresta en lanzar una nueva edición de de su libro “Leyendas de Trujillo y alrededores”.
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