viernes, 24 de agosto de 2007

MERIDIANO DE TU ALMA


Antonio Escobar Mendívez


Alzo mis manos para alcanzar la noche deslunada,
tus pasos de gacela dibujan horizontes sin fin
sobre las hojas tenues del viento y sus silbidos.

¿Qué era tu silencio y la palabra?
¿Dónde estaba la luna tejiendo o destejiendo arpegios y dulzuras?

Incógnita mirada espejeaba la noche,
chispa en el cielo de este espacio,
distancia sonriente en la que tu voz rompía el cascarón de la mudez;
infinidad de trinos salían de tu boca
y de tus manos caricias hilvanadas con cariño.

Quedaron tus pasos repujados en las piedras
con tu sonrisa de jazmines;
trémulas huellas de luceros
hacían adiós en el recuerdo.

Risas como cascadas sonando interminables, suaves, espumantes
y un rosario de palabras en las redes del tiempo.

Tu risa es la sonata que brota
en el meridiano de tu alma,
océano sobre el lienzo
de tu albina bondad.

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